jueves, 23 de diciembre de 2010

Audiencia del 23 de diciembre

DECLARÓ MARTINEZ BACA (h) y  DESCOLGARON CUADROS DEL MUSEO



Horacio Martínez Baca fue Secretario General de la Gobernación durante el mandato de su padre.  Detenido a disposición del PEN en el 76 identificó a sus captores. Permaneció más de 4 años preso en varias cárceles hasta que salió con la opción a EEUU, donde hasta la actualidad  ejerce como abogado.  Al cierre se anunció que el Ministro Aranda ordenó retirar los retratos de represores que se exhibían como ídolos en el Museo Policial  
Alberto Martínez Baca fue uno de los cinco gobernadores de la tendencia revolucionaria del peronismo que asumieron junto con Héctor J. Cámpora, en 1973 Con el avance de la derecha en el PJ fueron destituidos con distintos argumentos; así  lo explicó Horacio al Tribunal. También aclaró que no fue militante político sino que se constituyó en Secretario durante la gobernación de su padre para asistirlo porque tenía severas dificultades en la vista.
Días después que apresaran a su padre, su madre y hermano, el 30 de marzo de 1976 fue detenido en su domicilio, identificado en el D2 y trasladado primero al Liceo Militar y luego a la Compañía de Comunicaciones de la 8va. Brigada del Ejército y de allí a la U 9 de La Plata. Durante su permanencia en dependencias militares  compartió cautiverio con Guillermo De Paolis, Chango Díaz, Fiorentini (Secretario General de la CGT regional), Marcos Garcetti, Ricardo Pérez (Secretario General Periodistas), Blanco (ex senador nacional), Jofré (Director del IPV) y al abogado Yañez.
Después de tres meses en el liceo, los presos fueron trasladados al cuartel de la compañía de Comunicaciones devenido en LRD (Lugar de Reunión de Detenidos). Como personal de ese espacio reconoció al Tte. Castillo, a Gómez Saá y al Tte. 1ero. Dardo Migno; a éste último lo reconoció  en la tortura. “Esperaba que estuviera acá”, dijo Martínez Vaca remitiéndose a los imputados. En estas dependencias había más de 100 detenidos, fundamentalmente abogados, gremialistas y obreros (más de 10 pertenecientes a Agua y Energía). Entre ellos Víctor Morales, el domador Retamales y el escritor Ángel Bustelo (severamente lesionado en una costilla durante un traslado), compañero de ruta de Martínez Baca hasta sendas liberaciones en 1.980.
Al cierre de la audiencia la Dirección de Derechos Humanos de la Provincia trasmitió la decisión del ejecutivo de retirar del Museo Policial, los cuadros de Julio César Santuccione, quien fuera jefe de la Policía entre 1974 y 1976, y los de sus sucesores: Alcides Paris Francisca, Mario Laporta, Alberto Olivera y Jorge Naman García. El vicecomodoro Santuccione, transcendió como ejecutor del comando Pío XII un grupo que antes del golpe  perseguía o mataba a mujeres en situación de prostitución, a homosexuales y realizaba atentados con bombas a militantes políticos.
Las audiencias por los Juicios continuarán el próximo 10 de enero a partir de las 15 horas, con el testimonio del periodista Rodrigo Sepúlveda, autor de numerosas investigaciones y documentales.



martes, 21 de diciembre de 2010

Audiencia del 21 de diciembre

MULTIPLES DENUNCIAS y CARCEL COMUN


Pablo Seydel  confirmó que en  la Comisaría 7ma. de Godoy Cruz funcionaba un centro de detención y tortura, allí pudo ver al desaparecido Rubén Bravo.  Dio nombres  y apodos de  policías y penitenciarios empeñosos en métodos ilegales. Señaló  las complicidades y maniobras para quebrar la integridad de las y los militantes políticos; también, elípticamente, descalificó a los imputados allí presentes.   Al cierre, el Tribunal comunicó su decisión de pasar a cárcel común a cinco de los diez imputados.

Aunque centrado en su propia historia, desde su apresamiento en la terminal de Mendoza el 15 de octubre del 76, Seydel hizo un recorrido por las formas ensayadas en  las distintas instituciones para destruir física y psicológicamente a las personas detenidas. Un circuito que comenzaba en el desnudo  y la sensación de indefensión que esto provoca para pasar a  los tormentos físicos y demás iniquidades. “La intención era degradarnos hasta ser nada”,  dijo. 
Superada la etapa de los interrogatorios,  en las cárceles la tarea se completaba con el hambre y las humillaciones permanentes. Indicó que del penal local pasó al  de La Plata, luego Sierra Chica, Rawson y Devoto; resaltó que la penitenciaría de Mendoza era una de las peores. Fieles a la intención de rendir a los políticos presos, estos espacios fueron concebidos por la Dictadura  como un frente más de aniquilamiento. “De aquí van a salir muertos, locos o putos”, solían decirle. Rescató la trama de respaldo y protección mutua tejida por presas y presos que les permitió sostenerse y resistir.
En muchos pasajes del relato, Pablo se mostro conmovido. Lloró al recordar su encuentro con el desaparecido Bravo en la comisaría 7ma, y al evocar los vejámenes a los que fueron sometidas  su madre, su hermana y demás  compañeros.  En el tumulto de recuerdos hizo mención a los ahora “indignos desarmados que no se bancan hacerse cargo de lo que hicieron” e hizo otras duras alusiones  destinadas a los imputados.
De su paso por el Tribunal, Seydel dejó en claro que todos los miembros de la Comisaría 7ma y de la Iglesia colindante sabían qué sucedía en ese centro.  Era imposible ignorarlo por los gritos y movimientos que se registraban, aclaró. Transmitió con sorprendente precisión los apodos, descripciones y nombres de los involucrados de distintas fuerzas.
El testigo fue condenado por un consejo de guerra y con posterioridad sentenciado por la Justicia Federal.  Permaneció detenido hasta julio 1984.
Finalmente, Pablo Seydel puso  en evidencia la continuidad del aparato de inteligencia, así como el control y persecución de la que fue objeto ya en plena etapa democrática

Como broche de la jornada del 21 de diciembre, el TOF N° 1 leyó la resolución respecto del pedido hecho por el Fiscal Dante Vega para que se revoquen las prisiones domiciliarias de los procesados Tames Yapur Maslup, Luis Alberto Rodríguez Vázquez, Eduardo Smaha Borzuk, Celustiano Lucero Lorca y Paulino Enrique Furió Echeverri y se ordene su alojamiento en el complejo San Felipe del Servicio Penitenciario Provincial. Los jueces  expresaron que la decisión aplicar cárcel común se basa en los resultados de la pericia hechas por el cuerpo médico forense a los imputados y en un informe realizado por el establecimiento penitenciario en el que  garantizan  las condiciones sanitarias del lugar.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Audiencia del 16 de diciembre

DAVID BLANCO ECHÓ LUZ  Y FUE CONTUNDENTE


David Blanco, ex – preso político del ’76 al ‘83, fue primero absuelto por la Justicia Federal  y luego condenado por un  Tribunal Militar. Dejó en claro la connivencia de la Iglesia con la represión, habló de las vejaciones sexuales a los varones y remató aportando elementos que confirman  la complicidad de Romano y Miret con la Dictadura.
Militante de la JUP- Juventud Universitaria Peronista-, delegado sindical del Banco Mendoza y estudiante de teatro, la combinación perfecta para que a los 23 años, el actual Secretario General de la Asociación Argentina de Actores, David Blanco, fuera detenido el 2 de junio de 1976 e hiciera el circuito carcelario por las prisiones de máxima seguridad del país.
Mencionó la persecución a los artistas y dio cátedra sobre las cualidades transformadoras del arte que explica el empeño con que Dictadura los persiguió.
Su primer destino fue el D2. Allí sufrió durísimos tormentos tal como lo describieron anteriores testigos y reconoció a algunos de sus verdugos con los que se cruzó en la calle una vez restituida la democracia.
En su paso por ese centro compartió cautiverio con Ricardo Sánchez Coronel, su compañero de trabajo; y dijo haber escuchado a J. Vargas, ambos actualmente desaparecidos. Sobre un plano del D2 señaló las celdas en las que se encontraban ambos detenidos y ubicó la propia. Blanco fue primero procesado y absuelto por Juez Federal Guzzo, pero quedó preso para ser sometido a un Tribunal Militar. Con sus dichos, quedaron otra vez sobre el tapete, los desatinos sustentados por los Consejos de Guerra. Blanco relató que al comparecer ante el Tribunal le exhibieron explosivos, armas, municiones, etc., entonces reclamó que esos elementos no estaban en su poder y que el Tribunal no tenía pruebas en su contra; a lo que el fiscal, oficial Mojo, le respondió que como integrante de una supuesta célula subversiva David disponía de armas aunque no las tuviera consigo y agregó: “Nosotros no necesitamos pruebas nos alcanza el convencimiento de que Ud. es culpable” y lo condenaron a siete años y medio de prisión.
También la iglesia tuvo su capítulo cuando relató que el capellán del ejército, en un gesto poco habitual, le informó a su padre que estaba en el D2 y le sugirió un ardid para tener la confirmación que permanecía alojado en el D2.
Dos intervenciones importantes aportados por Blanco fueron, por un lado confirmar que los funcionarios de la Justicia consideraban a la tortura como algo habitual, y agregó con claridad: “aún sucede” haciendo referencia que los detenidos de hoy son víctimas de tormentos. Por otro lado, se escucho por primera vez la referencia a las vejaciones sexuales sufridas por los hombres, el ensañamiento con los genitales y el ano, hasta el punto de “desear la propia muerte” –dijo.
Finalmente, a pedido de la querella el ex -preso dejó en claro que fue absuelto por el Juez Guzzo, quien dejó constancia en acta de las torturas verificadas en su cuerpo y dio por no valida la declaración firmada en el D2. Por su parte, el entonces fiscal Roque Romano no investigó la tortura, revocó el sobreseimiento dictado por Guzzo y con el aporte de Miret, el testigo quedó preso hasta 1983.

martes, 14 de diciembre de 2010

Audiencia del 14 de diciembre

LUNA TRANSITÓ TODA DICTADURA ENTRE REJAS


Roque Luna, trabajador gráfico, fue detenido y sometido a Tribunal Militar desde los albores del golpe de 1976 hasta diciembre del ’83. Uno de sus peores momentos lo vivió en Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia –D 2- .
En la jornada del 14 diciembre se escucharon las palabras de Roque Argentino Luna un hombre que estuvo preso casi 8 años, acusado por tenencia de armas, que no existieron y sometido a la parodia de un tribunal militar carente de legitimidad para administrar justicia. Este trabajador gráfico sufrió el terrorismo de Estado en todas sus escalas.
El 10 de abril de 1976, Roque Argentino Luna, fue sorprendido en su casa por un grupo de policías que sin dar muchas explicaciones lo subieron a un automóvil y lo trasladaron junto a sus padres a la Comisaría 31. Él quedó detenido en ese lugar, primera parada de los muchos espacios en los que estuvo alojado hasta diciembre de 1983.
De la 31 pasó a la 5º y de ahí al D2. Del D2 pasó a la 7º y más tarde a la Penitenciaría. En septiembre del 77 fue llevado a cárcel de máxima seguridad de Sierra Chica, en el 78 a Unidad 9 La Plata y en el 79 a cárcel de Rawson en Chubut, allí permaneció hasta el 3 de diciembre de 1983. En todos estos lugares, conoció el terror en todas sus escalas, sin embargo su estancia en el D2 fue la peor de todas.
Con tono bajo, mesurado y con pocas palabras, el hombre contó cómo fue torturado en ese centro de operaciones. Las sesiones de picanas llegaron a provocarle una insuficiencia cardíaca. Roque relató que durante los meses que estuvo detenido y con los ojos tapados, aprendió a reconocer a las personas por la voz, esto le sirvió para afirmar que estuvieron cautivas en el D2: Ricardo Sánchez Coronel, Rosa del Carmen Gómez, David Blanco, Enrique García, Carlos González, Carlos Ubertone, Alicia Morales, Luis Piña, Jorge Vargas, Aníbal Torres.
Las torturas físicas disminuyeron cuando lo llevaron a la Comisaría 7º y en el pabellón 6 de la Penitenciaría Provincial sin embargo, la violencia, la humillación y el terror no cesaron nunca.
Luna, como muchos presos políticos fue sometido a un “Tribunal de Guerra” y fue condenado en una causa inventada a 10 años de prisión por “tenencia de armas y municiones”. Esas armas jamás estuvieron en sus manos, pero según le explico “conocer, era igual, que tener, poseer y asir”.
Roque Argentino Luna no tuvo problemas en identificar a través de un álbum de foto de la policía quiénes operaban en el D2; así señaló a Marcelo Rolando Moroi, Manuel Bustos Medina (mechón blanco) Pablo José Gutiérrez Araya y a Ramón Álvarez Rojas de la comisaría 7º de Godoy Cruz. Los abogados querellantes pidieron que se incluyan también los álbumes de las comisarías 7º y 5º de Ciudad Capital para completar la tarea de reconocimiento.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Audiencia del 9 de diciembre

ROSA DIO PRECISIONES Y SE SINTIO LIBERADA


  Rosa Gómez relató con urgencia su cautiverio en el  D 2.  No tuvo militancia en ninguna organización, su secuestro sólo se explica por su relación con el sindicalista bancario Ricardo Sánchez Coronel. Aportó precisiones sobre quiénes integraban el cuerpo de ese Centro Clandestino, incluso reconoció a algunos que aun se encuentran en actividad e indicó en qué dependencia trabajan.
En calidad de “testigo general” Rosa del Carmen Gómez  declaró ante el TOF Nº1. Fue detenida el 1º de junio de 1976 y permaneció  durante 9 meses en el CCD que funcionaba en el Palacio Policial, en plena ciudad de Mendoza.
A igual que lo habían hecho las testigos que la antecedieron, Rosa describió cómo las mujeres que iban a parar aquel sitio eran violadas sistemáticamente por los hombres que conformaban la patota del D2. Las humillaciones y las torturas se sucedían incesantemente en aquel lugar que particularizó como un “infierno”,  “mientras estaba en el calabozo, sentía todo el tiempo personas llorar y quejarse” remarcó varias veces en su relato. Aseguró haber compartido el lugar con Ricardo Vargas y Rosario Torres “muy torturados”, dijo y con el fotógrafo Miguel Pointeau;  todos, al igual que su compañero, están Desaparecidos
Durante el tiempo que ella pasó en el D2 desarrolló mecanismos para distinguir a las diferentes personas que participaban en ese centro de operaciones. “Aprendí a leer con los oídos” expresó la mujer que permaneció un mes maniatada y con los ojos cubiertos. Entonces grabó las voces, los perfumes, las respiraciones que le permitieron identificar a los carceleros  cuando circulaba sin vendas.  Al mes se detuvieron los golpes y la picana pero, aseguró, fue abusada sexualmente del primer al último día por policías a los que identificó.
 Entre lágrimas, afirmó que no pudo declarar con tranquilidad en Tribunales cuando fue citada en la etapa de instrucción.  El empleado que le tomaba testimonio la presionaba para que sólo ofreciera precisiones. “Lloro porque ahora me siento liberada” –dijo-
El Tribunal le pidió revisara varios álbumes de fotografías lo que le permitió  identificar y caracterizar a varios integrantes del D2, entre otros a  Manuel Bustos (Mechón Blanco), Alfredo Castro,  Miguel Ángel Salinas   y dos agentes de apellido Lapas y González, cuyas fotos no estaban registradas en el archivo.
Además de haber padecido  toda la saña del régimen, Rosa carga el dolor de haber perdido a su compañero, Ricardo Sánchez a quién vio por última vez en los calabozos del D2.

martes, 7 de diciembre de 2010

Audiencia del 7 de diciembre

ALICIA MORALES CONMOVIÓ Y RECONOCIÓ A REPRESORES



El 7 de diciembre, en el marco del segundo Juicio por delitos de lesa humanidad en Mendoza, sólo prestó declaración Alicia Morales, ex detenida durante la dictadura cívico militar en el centro de operaciones D2 y, actualmente, integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos –APDH- de San Rafael.

En condición de Testigo General o de Contexto pintó un cuadro perfecto sobre las características y  procedimientos practicados por la patota del -D2, se refirió a los lazos de solidaridad tejidos entre las mujeres presas y del impacto  sufrido al regresar en libertad a una sociedad con valores distorsionados, donde se sintió discriminada. A lo largo del relato, para dar cuenta de lo sucedido utilizó una y otra vez la palabra: destrucción.
  Alicia Morales, contó que la noche del 12 de Junio de 1.976 un grupo de personal militar y civil con pasamontañas y armas largas irrumpió en su casa ubicada en calle Rodríguez 78 de Ciudad; donde junto a su esposo, Juan José Galamba, su hija de año y medio y su bebé de dos meses, compartía vivienda con María Luisa Sánchez, Jorge Vargas y las dos hijas de la pareja.
La detención de las mujeres junto a sus hijos duró alrededor de 48 horas, el día 13 de junio fueron separadas de los niños y trasladadas individualmente al D2. Alicia permaneció semanas en los calabozos de los presos comunes, bajo un trato infrahumano, sin luz, agua, alimentos y sin permiso para ir al baño. Fue golpeada, humillada y torturada psicológicamente por el destino de sus hijos. “Por instinto de supervivencia hasta mis pechos dejaron de llorar” contó la mujer.

Pero la saña de los hombres de las fuerzas armadas no se reducía al secuestro, a la tortura y a la desaparición de adultos. Alicia relató que la hija de María Luisa Sánchez, la noche del secuestro fue utilizada por personal del D2 para “marcar” gente. La propia nena comentó que la llevaron a la Terminal a “reconocer tíos” meses antes de que se suicidara en la casa de sus abuelos donde vivió después del secuestro de sus padres. Además, según supo Alicia, la niña que en ese momento tenía 5 años,  fue llevada a la sala de torturas y sometida a interrogatorios, manoseo mediante, a la vista de su padre que también estaba detenido en el D2.
“Esto también es un crimen, un crimen que tiene que ver con todo lo que nos pasó a los argentinos, un crimen que no puede quedar impune” expresó Alicia mientras relataba la trágica historia de la hija de María Luisa y Jorge.

Alicia Morales permaneció detenida en el D2 hasta octubre de 1.976. Circuló por  varios prisiones, fue liberada por tres días y nuevamente apresada hasta que salió de Devoto en 1980. Estuvo sometida a Consejo de Guerra por un  tribunal conformado por oficiales  del 8vo Regimiento de Infantería de Montaña. Ese “absurdo del absurdo” la hizo jurar por estatutos militares y pretendió que delate a su marido, luego la condenó a 4 años de prisión por intento de incitación a la violencia colectiva, participación en agrupación subversiva y tenencia de armas de guerra.
  Ya en democracia,  Alicia, se constituyó en denunciante ante la CONADEP. En cierta ocasión, fue convocada por el organismo para realizar un reconocimiento del D2; grande sería su sorpresa cuando descubrió que dos de sus represores (Mechón Blanco y Caballo Loco) aún permanecían como personal de esa dependencia.

Entre los agentes de la represión en el D2, reconoció por registro vía imágenes a Miguel Ángel Tello Amaya, Pablo Gutiérrez, Alfredo Milagro Castro, Mario Esteban Torres, Díaz Peralta, Manuel Bustos Medina “Mechón Blanco” (quien amenazaba: “ya te va a tocar a vos la salita de canto y solfeo”, refiriéndose a la sala de torturas), José Sosa Córdoba, Eduardo Smaha y a Tamer Yapur, quien firmara su condena para el Tribunal de Guerra. A lo largo de su declaración manifestó reconocer a Carlos Rico Tejeiro, quien se desempeñara como Subsecretario de Seguridad al iniciarse la gestión del Gobernador Jaque,  como integrante de la patota del D2, dato corroborado por la testigo en otros registros fotográficos. Motivo por lo cual la querella pidió que fuera incluido en los álbumes de personal actuante en el Centro de Operaciones D2.  

jueves, 2 de diciembre de 2010

Audiencia del 2 de diciembre

FAMILIARES ANTE EL TRIBUNAL
Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas de Mendoza  tuvieron voz el 2  de diciembre a través de los testimonios de Sara Gutiérrez y  María Rosario Carrera (Mariú) Las mujeres no sólo relataron los secuestros de sus seres queridos sino que dieron  cuenta del clima social: la mentira institucionalizada, los silencios, el miedo; así como  los delitos de extorsión, robos y abusos que incluía la represión.  Sara habló desde el lugar de la hermana de 13 años, a la que inexplicablemente le arrebataron a su precioso hermano  y Mariú se expresó en tanto militante de los ’70 que sufrió en cuatro meses,  la desaparición de su pareja, de su único hermano y su cuñada; a partir de ese momento  su vida hizo un giro hacia la búsqueda de sus familiares  y tras de  la Justicia reparadora.
“Yo pensé que esto no iba a llegar nunca”


Así se expresaba Sara Judith Gutiérrez –hermana de un joven desaparecido en 1976-  en la sala del primer piso del Tribunal Oral Federal Nro. 1de nuestra provincia
Sara Gutiérrez comenzó el relato de la desaparición forzada de su hermano mayor Juan Gutiérrez y  de María Luisa Alvarado Cruz haciendo hincapié en  los hechos que antecedieron su secuestro: Corría el año 1972 y la Universidad Nacional de San Juan recibía estudiantes de diversas provincias argentinas que se encontraban, también, con compañeros y compañeras provenientes de Latinoamérica.  Juan ingresó a la carrera de Ingeniería Civil y empezó a militar social y políticamente desde ese ámbito. Este Hombre de dos metros de altura, “solidario, comprometido y seductor” como lo define su hermana treinta años después, tuvo una participación de base en la Juventud Universitaria Peronista –JUP-, desde donde logró convertirse en el Presidente de la comisión del comedor universitario. Ya en 1975, a raíz de una olla popular en las puertas del comedor en señal de protesta por el aumento de la cuota se trasforma en  blanco de los uniformados y  lo detienen. Ese mismo año un operativo de allanamiento a su casa de estudiante y el secuestro de su auto, hacen que el regrese a Mendoza.
Huyendo de la represión, en el año del golpe de Estado, también María Luisa se estableció en la casa de la familia de Gutiérrez. La noche del 28 de septiembre de 1976, un automóvil policial la interceptó en una parada de colectivo.  Juan de 22 años, se dio a la búsqueda de su compañera hasta ser detenido por  efectivos de la comisaría séptima de Godoy Cruz; hay indicios de que ambos  permanecieron  en el Centro Clandestino de Detención – CCD- D2 de Mendoza  y terminaron recalando  en el penal de Chimbas en San Juan.
Con gran firmeza  Sara Gutiérrez responsabilizó al Poder Judicial, eclesiástico y así como a civiles  de las prácticas delictivas del terrorismo de Estado. Recomendó  al tribunal un libro referido al accionar del genocidio dictatorial en San Juan, escrito por Eloy Camus, y sostuvo una fuerte crítica al período de instrucción de este juicio, por el maltrato por parte de algunos de los encargados de tomar las declaraciones contra sus  compañeros y compañeras de las organizaciones de derechos humanos.
Testigo general  de 34 años de historia 


Maria Carrera, conocida como Mariu, fue citada a declarar como testigo general en esta primera etapa, de “reconstrucción de contexto” del Juicio a los represores de la capital de Mendoza. En un relato que se extendió por casi 4 horas la mujer habló de la vida de su pareja Rubén Bravo, de su hermano Marcelo Carrera y de su cuñada Adriana Bonoldi. Todos ellos desaparecidos en los últimos meses de 1976.
Primeramente, contó cómo eran los tiempos en los que con Rubén habían decidido tomar al teatro como un trabajo y al arte como una herramienta para acercarle al pueblo, y cómo estas determinaciones los llevaron a establecerse  durante el año 73 en la Villa Itatí, en Buenos Aires, y a formar la Asociación de Actores Argentinos en Mendoza cuando regresaron, en el año 1975
“Nuestra militancia era hacer teatro y  pasaba por organizarnos, por denunciar y por entregarle el teatro a la gente como una herramienta” remarcó Mariu.
En eso consistía la vida de la pareja que junto a su hijo recién nacido, la madre y a los hermanos de Rubén vivían en un departamento de la Cuarta Sección de Ciudad. Fue en ese lugar en el que en la noche del 21 de octubre de 1976 ingresaron violentamente 7 hombres armados con la cara descubierta y se llevaron encañonado y a los golpes a Rubén, previamente maltrataron a Mariu y a su suegra Eugenia Saca, y robaron  los objetos de valor de la familia.
Los intentos desde esa noche  y durante todos los años hasta convencerse que las posibilidades de encontrar con vida a Rubén eran nulas, fueron vanos. En su peregrinaje, junto a los miles que buscaban a sus seres queridos, encontró silencio y fue descubriendo una atroz conspiración en la que participaban, impensadas e innumerables fracciones de la sociedad que aún mantienen en secreto el destino de aquellos que el régimen se empecinó en borrar de la faz de la tierra.
Mariu en su testimonio hablo también de la vida de su hermano Marcelo Carrera, un joven  de 21 años que trabajaba en YPF y que había estaba en pareja con Adriana Bonoldi, una joven profesora de Música. Ambos,  colaboraban en la construcción de viviendas, de lo que hoy conocemos como Campo Papa, esa era su forma de militancia y su tarea dentro del Partido Revolucionario del Pueblo (PRT) del que formaban parte al igual que Mariú y Rubén.
Marcelo fue secuestrado el 24 de noviembre de 1976, por un grupo de hombres que ingresó en su casa, que quedaba en la calle Democracia de Godoy Cruz. En ese momento estaba junto a Adriana, que también fue violentada por los secuestradores que dándole  golpes le gritaban a Marcelo “vas a cantar lo que no quiere decir tu cuñado.
Adriana fue secuestrada, seis días después que Marcelo. La joven regresaba de su trabajo cuando fue interceptada por un vehículo del cual  se bajaron varios hombres que a la fuerza la hicieron ingresar. Adriana estaba embarazada y esa noche iba a quedarse en la casa de sus padres que estaban ayudándola a buscar a Marcelo y a soportar el terror que estaba viviendo.
Entre sus testimonios, Mariu explicó a pedido de la fiscalía y de las autoridades del Tribunal cómo era la situación en  los años previos al golpe,  al respecto dijo: “en aquellos años había mucha actividad cultural y el grado de desarrollo permitía, la organización, la recuperación de la calle, algo mal visto por el gobierno de facto” resumió.  Para señalar que existía una intención premeditada de reprimir en los ámbitos culturales, la testigo nombró una larga lista de actores exiliados o desaparecidos o perseguidos durante la dictadura cívico militar.
Por otro lado, Mariú  le recordó al Tribunal que durante los años de  búsqueda de sus seres queridos pudo identificar a quien dirigió el grupo de secuestro que irrumpió en su vivienda el día que se llevaron a Rubén. Se trata del comisario retirado Eduardo Smaha uno de los imputados que tiene este juicio y que durante las declaración  de Mariu presenciaba el debate. Esta identificación fue ratificada esa misma tarde luego de una extensa ronda fotografías.
“Nos han robado una parte muy rica de la vida, nos robaron la muerte” explicó Mariu emocionada. “Sin embargo la hemos podido reconstruir, hoy la muerte tiene la cara de nuestros seres queridos” explicó.
Por su parte describió también el trabajo de búsqueda que junto a la del Equipo Argentino de Antropología Forense  -EAAF- vienen haciendo en el cementerio Ciudad. “Los rescates de algunos cuerpos de los desaparecidos alienta la búsqueda. “Fuimos recuperando la identidad, no como la habíamos soñado, sino cómo la vida  nos no la dio” expresó Mariu.  
Para resumir los años de trabajo intenso, de dolor extendido y de fortalecimiento de las agrupaciones que defiende memoria,  verdad y la justica Mariú concluyó: Hay algo que aprendimos durante todos estos años y es que ningún terrorismo de Estado puede acabar el compromiso con el otro
La causa judicial Bravo – Carrera – Bonoldi , más adelante, será  retomada por el Tribunal.